Pasión por el vino español

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Tras más de una década como sumiller y jefe de sala en Aponiente, el restaurante más laureado de Andalucía, y de experiencias profesionales con cocineros como Ferran Adrià o Santi Santamaría, Juan Ruiz Henestrosa decidió escuchar a su corazón y apearse del mundo de la alta gastronomía.

Quería pasar más tiempo con su familia, disponer de más libertad de horarios y, sobre todo, hacer realidad su sueño de juventud de montar una hamburguesería en Rota, su pueblo natal. Clientes no le iban a faltar: en la base naval estadounidense a las afueras de esta localidad gaditana viven y trabajan más de 6.500 personas.

Con una maleta llena de ilusiones, alquiló un local en una céntrica plaza de Rota y se despidió de Ángel León sin imaginarse que unos días más tarde el estado de alarma dejaría a los habitantes del país encerrados en sus casas y a Little John sin clientes. Los primeros meses fueron muy complicados, recuerda Juan, a quien todo el mundo llama Juanito (En Rota, Juan Ruiz es su padre). Premio Nacional de Gastronomía en 2018, no se le cayeron los anillos por ponerse a repartir en moto para hacer algo de caja pero por suerte, la llegada del verano mejoró la situación y su pequeño local de hamburguesas gourmet —con una carta de vinos por desgracia poco habitual en restaurantes informales— se fue dando a conocer en la zona.

La comida en Little John es sencilla pero también de calidad: “Fast good frente a fast food”, explica Juan, que cuenta en la cocina con cinco personas con experiencia en restaurantes como Noor, Lu y Aponiente.

Las hamburguesas, todas de vaca rubia gallega, preparadas al punto de verdad y con precios que oscilan entre los 9 y los 15 euros, se hacen al día y se sirven con un brioche hecho por un panadero gaditano. En la carta siempre hay una estacional, elaborada con producto de temporada, y una vegetariana además de las fijas y populares entre los aficionados al vino como la Payoya, con queso payoyo, velo de papada Ibérica y emulsión de amontillado. Además de hamburguesas, también se sirven bocadillos, ensaladas y entremeses con acento internacional como los aros de cebolla, los nachos o las costillas a la barbacoa y boniato con tomate frito de Rota, presentado en una abundante ración con trozos de este tubérculo crujiente por fuera y tierno por dentro.

La carta de vinos está pensada para todos los públicos. Son unas 70 referencias entre las que hay una veintena de generosos y vinos locales servidos por copa y por botella, una decena de espumosos —Ruiz Henestrosa es embajador de Louis Roederer—, y una variada selección de blancos, tintos y rosados de productores que no se prodigan mucho fuera de cartas de restaurantes estrellados como el blanco Albamar de Xurxo Alba, los La Mujer Caballo Azul, elaborado con la variedad arco por Filoxera i Cía en Valencia o Pícaro del Águila.

El local, decorado como un diner con mesas fijas y bancos altos, cuenta también con una terraza cubierta con espacio para una decena de mesas. Ambos espacios comparten una original barra enmarcada por la chapa de un viejo camión estilo Barreiros, como si fuera un food truck. Atendiendo a los clientes está un equipo joven, uniformado con pantalones cortos, camiseta y gorra, que presta un servicio eficiente y amable. Un plan perfecto para disfrutar de comida sencilla y bien preparada con una buena botella de vino.Y.O.A.