Es la gran bodega histórica de la zona, ligada a la llegada de los monjes cartujos al Priorat en el siglo XI que propagaron la cultura de la vid. Con la desamortización de Mendizábal, el convento fue asaltado y parcialmente destruido, y algunos años después cinco familias adquirieron sus propiedades formando la Societat Agricola l’Unió. Allí embotellaron el primer vino del Priorat en 1878 y lo presentaron en la Exposición Universal de París. La empresa se refundó en 1974 dando lugar una vez más a los primeros vinos embotellados de la zona, esta vez en su era moderna. A mediados de los 2000 el grupo Raventós Codorníu entra en el accionariado asumiendo el control de la bodega.
Esos vinos de los 70 de Scala Dei han servido para gestar una segunda revolución en el Priorat en la década de los 2000 incorporando técnicas de elaboración como la fermentación con raspón o la crianza en fudres frente a las barricas bordelesas de 225 litros. La propia Scala Dei, de la mano de su actual enólogo Ricard Rofes, ha creado una línea de garnachas que siguen en gran parte esta filosofía y reflejan distintos suelos y altitudes. Tras varias experiencias, las que se han impuesto en el mercado son las elaboradas con viñedos situados a mayor altitud en la montaña de Montsant y en suelos que no son de pizarra, donde según Rofes el raspón madura acorde con los racimos.
St. Antoni (79 €) es un bello anfiteatro situado a 600 metros en el que confluyen arcillas rojas y amarillas, y que se vendimia en tres pasadas debido tanto a las distintas orientaciones como a la influencia del suelo (la arcilla amarilla se calienta menos y las uvas maduran más lentamente). Masdeu (85 €) es aún más espectacular a la vista y en la copa. El paraje va desde los 690 metros en suelos de arcilla roja en su parte más baja hasta los 800 metros en la más elevada donde el terreno se torna calcáreo. Es un vino lleno de fuerza y energía pero sin perder la mayor elegancia de los suelos que nos son de pizarra. Desde la cosecha 2014 la fruta ha ganado en pureza ya que se trabaja únicamente en cemento.
En la cosecha 2015 se lanzó el primer blanco de la bodega. Massipa (1.000 botellas, 35 €) es un ensamblaje de garancha (80%) y chennin blanc (20%) procedente de un viñedo de suelos de arcilla roja con algo de yeso y orientación este. Se elabora también un rosado atípico: Pla dels Àngeles (2.000 botellas, 23 €), procedente de garnachas de 25-35 años plantadas en altura sobre arcilla roja.
En total, Scala Dei cuenta con 60 hectáreas de viñedo, fundamentalmente de garnacha y cariñena, repartidas en 42 parcelas diferentes entre los 400 y 800 metros de altitud ascendiendo por las laderas de la montaña del Montsant. La gama clásica de vinos también se ha imbuido de una cierta renovación pasando a embotellarse en botella borgoña e incluyendo parte de raspón (entre un 15 y 20%) en la elaboración. Los vinos se han hecho más frescos y frutales y con menos peso de la madera, empezando por el joven Scala Dei Garnatxa (unos 11,5 €) y siguiendo con Prior (23 €), que ha reducido su participación de uvas foráneas a un 30% a partes iguales entre cabernet y syrah. Por último, Cartoixa (38 €) pasa a ser un tinto de garnacha con aporte de en torno a un 20% de cariñena y combinación de pizarra (60%) y otros suelos (40%). Además desde la cosecha 2016 ha recuperado la presentación antigua de los años 70 que también ha servido de base para la etiqueta del nuevo Heretge (50 €), la primera incursión de la casa en el mundo de las cariñenas monovarietales y un tinto que necesita más desarrollo en botella.
La bodega está abierta a las visitas todo el año y se realizan también visitas a medida. La cartuja, también visitable, estuvo en manos de los propietarios de la bodega hasta 1991 en que fue cedida a la Generalitat de Catalunya.
Los vinos pueden adquirirse en la tienda online del grupo.
