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1. Pizarras rojas en Campo de Borja. 2. Terrenos calcáreos de Domaines Lupier en Navarra. 3. Pizarra gris de Calatayud. 4. Pegaso Granito y Pizarra. Foto © Amaya Cervera.

Uvas

Los suelos de la garnacha

Amaya Cervera | Lunes 22 de Septiembre del 2014

No es extraño que dado su amplio cultivo por toda la geografía española, la garnacha se cultive en los suelos más variopintos. ¿Cuáles son, dónde están y cómo son sus vinos más importantes?

Pizarra

El primer gran paisaje de este tipo que se le pasa por la cabeza a cualquier aficionado es el Priorat, donde la pizarra siempre confiere sensaciones calientes y de peso en boca, junto a una mineralidad característica. El suelo es realmente homogéneo salvo en la periferia, cerca de los límites con la denominación vecina de Montsant que abraza a la de Priorat como si de un anillo se tratara. Sin embargo, los monovarietales constituyen más la excepción que la norma en el Priorat, ya que casi siempre se busca el factor refrescante de la cariñena para contrarrestar la alta madurez y fácil grado alcohólico de la garnacha. Álvaro Palacios, garnachista convencido, está liberando en los últimos tiempos sus tops L’Ermita y Finca Dofí de la influencia de variedades foráneas para convertirlos prácticamente en monovarietales de su uva favorita a la vez que apuesta por una evolución hacia un estilo más fino y aromático, en cierto modo alejado del peso que tradicionalmente se ha asociado a la garnacha pizarrosa de la zona.

Aragón es otro foco importante de pizarras. La norma de las grandes bodegas de estas regiones ha sido beneficiarse de la gran diversidad de suelos para obtener mezclas más complejas. Los famosos vinos de Alto Moncayo por ejemplo se construyen combinando pizarras rojas de Tabuenca con texturas francas del monte de Ainzón y garnachas de suelos pedregosos en los secanos de Borja. Sin embargo, ya es posible probar algunos ejemplos apoyados en suelos de naturaleza pizarrosa. En Calatayud, el Lajas Finca El Peñiscal, de zona altas y pizarrosas recuerda bastante a un priorat, y la gama alta de Norrel Robertson, El Escocés Volante, consigue en sus Es lo que hay y El Puño crear vinos estructurados pero a la vez equilibrados y de gran riqueza aromática. Fuera de denominación, el Mancuso que elaboran en Jarque del Moncayo (VT Valdejalón, 850-900 metros y pizarra negra descompuesta similar a la de Priorat) el aragonés Jorge Navascués y el riojano Carlos San Pedro es una garnacha de gran expresividad en la que la dimensión fresca y balsámica del vino parece echarle un pulso continuo a la vertiente más cálida que aporta la pizarra. No muy lejos, el grupo de amigos navarros que componen La Calandria Pura Garnacha firman un tinto terroso, maduro y racial procedente de un viñedo anciano sobre pizarras rojas que lleva el nombre del municipio del que procede: Tierga.

En Gredos encontramos también una zona de pizarra localizada en los municipios de Cebreros y El Tiemblo (Ávila) cuyos vinos se comercializan como VT Castilla y León. En 2007 Telmo Rodríguez desdobló en dos marcas el Pegaso que elaboraba en esta zona para diferenciar la expresión de las uvas que provenían de suelos de granito de aquellas cultivadas en pizarra. Este último suelo da mayor volumen en boca y madurez frutal, sensaciones más glicéricas y algo más de calidez. De esta zona procede también El Reventón de Dani Landi, un “vino de pueblo” de Cebreros que pese a sus suelos pizarrosos consigue un perfil algo más aéreo y aromático.

Granito

Salvo la zona que acabamos de comentar en Ávila, Gredos ofrece un perfil bastante homogéneo de granito, más degradado en las zonas bajas del valle del Alberche a medida que se avanza hacia Madrid y mucho menos en las zonas altas. Si seguimos con el ejemplo de Pegaso, su versión “Granito” resulta más aromática, menos estructurada y con mayor presencia de las notas de hierbas y bosque sobre la fruta. En boca es más delineado y jugoso, muy sápido y con mineralidad marcada en final. Pese a que existen diferencias en la elaboración con respecto a bodegas como Marañones, Comando G, Dani Landi, Alfredo Maestro u otros, como el hecho de no fermentar  con raspón, sí existe un patrón común de carácter de zona con los vinos procedentes de suelos de granito de estos productores.

Para Fernando García, cofundador junto a Dani Landi de Comando G y enólogo de Bodega Marañones, el granito degradado del entorno de San Martín de Valdeiglesias aporta características notas salinas, mientras que otras diferencias importantes entre los principales valles de la región de Gredos (Alto Alberche en Ávila, Alberche en Ávila y Madrid, y Tiétar fundamentalmente en Toledo salvo una pequeña parte en Madrid) se deben más a la altitud y a la variación de climas: continental de montaña en las zonas más altas de Ávila, mediterráneo seco en la parte central y con mayor humedad en la zona del Tiétar.

Arcilla

Existe un ramillete de garnachas especialmente interesantes en la montaña del Montsant asociadas a suelos arcillosos, en la periferia de ese gran bloque de pizarra que conforma la mayor parte del territorio del Priorat y con el denominador común de unos precios notablemente elevados. La primera firma que llamó la atención sobre el comportamiento más elegante de la garnacha desligada de la pizarra fue Terroir al Limit con su Les Manyes (180 €). Este vino procede de un viñedo situado a gran altura y asentado sobre un suelo de arcillas rojas. Independientemente de que la elaboración (se trabaja con raspón) condicione el estilo, la elegancia y el extraordinario final de boca son algunas de sus señas distintivas. 

En Cellers Scala Dei se trabaja en los últimos años en la vinificación por separado de garnachas asociadas a suelos diferentes. Además de la pizarra característica, suelos pedregosos, de arcilla amarilla y arcillo-calcáreos. Un dato curioso según el enólogo Ricard Rofes es que a partir de unos 550-600 metros y en suelos arcillo-calcáreos se consiguen maduraciones paralelas de hollejo y raspón que les permiten utilizar este último en la elaboración. El vino que ofrece un mayor equilibrio y frescura de todos es precisamente Masdeu, procedente del viñedo más elevado y con este tipo de suelos. 

Dentro ya de la DO Montsant, Espectacle (102 €), que procede de un viñedo de suelo arcilloso es una explosión de expresividad y jugosidad, y probablemente una de las garnachas más fascinantes que tenemos ahora en España.

Las arcillas también están presentes en Aragón, especialmente en las zonas altas. Para el goloso y envolvente Fagus de Bodegas Aragonesas, por ejemplo se suelen seleccionar viñedos arcillo-ferrosos de marcado color rojizo.

Muy lejos de allí, en el extremo occidental de Rioja, el francés Olivier Rivière elabora su intenso Ganko a partir de 10-15 pequeñas parcelas de viñas viejas de garnacha (con algo de mazuelo) sobre arcillas rojas en el entorno de Cárdenas (Valle del Alto Najerilla).

Cuando la caliza entra en juego

Una parte importante de suelos de nuestra geografía es arcillo-calcáreo con diferencias en ocasiones notables dependiendo de la mayor o menor presencia de caliza activa. Es, por ejemplo, el patrón predominante en grandes áreas de Rioja, desde las faldas del monte Yerga donde la familia Palacios cultiva sus garnachas que ya dominan por completo en su top Propiedad y en gran medida en La Montesa, hasta el otro extremo de la denominación, donde Juan Carlos Sancha está empeñado en recuperar en Baños de Río Tobía (Valle del Alto Najerilla) las viejas garnachas plantada por su abuelo y sus coetáneos.

La Sonsierra, donde algunas bodegas están introduciendo monovarietales de garancha en su gama como es el Caso de Sierra Cantabria, goza también de este perfil arcillo-calcáreo. Bastante más hacia el este, pero a similar latitud, a Enrique Basarte y Elisa Úcar, la pareja que está detrás de las elegantes y puras garnachas de Domaines Lupier (Baja Montaña) les gusta enseñan sus suelos calcáreos en las que consideran que son las últimas estribaciones de la cuenca geológica del Ebro que se extiende desde Haro a Sangüesa. El perfil de suelos en el que trabajan otros especialistas navarros de la garnacha como Artazu (Valdizarbe) tiene también puntos en común. El perfumado y muy elegante Santa Cruz de Artazu nace de viñedos con roca madre caliza y superficies areno-arcillosas. 

Pedregosos

El canto rodado y la piedra están intensamente asociados a la garnacha. Sólo hay que pensar en el espectáculo de Châteauneuf-du-Pape en el Ródano. En su extenso libro de variedades Wine Grapes Robinson, Villamouz y Harding señalan lo apropiados que son estos suelos para el cultivo de la que fue nuestra variedad tinta más plantada y que hoy se ha visto relegada a la cuarta posición.

Jesús Madrazo está entusiasmado con el efecto de los suelos aluviales de canto rodado de la finca de Contino para las garnachas, especialmente las parcelas más viejas plantadas en los años cuarenta y cincuenta donde la producción es especialmente baja. Son suelos que retienen poca agua y en los que asegura buenas maduraciones. Cuenta también con dos parcelas de perfil arcillo-calcáreo y canto rodado en profundidad donde consigue vinos algo más frescos que se complementan perfectamente con los anteriores de cara al coupage

También encontramos zonas pedregosas asociadas a la garnacha en el valle de Secastilla en Somontano, en las zonas medias de Campo de Borja, y cantos rodados en las zonas de proximidad al Ebro. El suelo es un ingrediente más (y más o menos determinante) en la personalidad del vino. Prueba del interés que genera es por ejemplo el estudio de suelos que la denominación de origen Campo de Borja está realizando en colaboración con Vicente Sotés como paso previo a una posible zonificación de la región. ¿No resulta tranquilizador por otro lado conocer la gran diversidad de cartas con las que podemos jugar en España?

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3 Comentario(s)
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JTxinas escribióMartes 06 de Septiembre del 2016 (08:09:29)Perdona pero mi querido paisano Juan Carlos Sancha, cultiva sus garnachas en "Baños de Río Tobia" que es su pueblo y el mío, y no en Baños de Ebro como decís.
Amaya Cevera escribióMiercoles 07 de Septiembre del 2016 (08:09:33)Muchas gracias por ver el error JTxinas. Ya lo hemos corregido.
Noa Lewis escribióViernes 31 de Enero del 2020 (01:01:16)Situada bajo la influencia del Moncayo, en esta zona es muy habitual encontrar vinas en estado salvaje que han sido abandonadas por sus propietarios. Su clima extremo, con mucho calor en verano y temperaturas muy bajas en invierno, junto con la elevada altitud del terreno, hacen que en estos pueblos de la zona del rio Queiles se puedan elaborar Garnachas realmente especiales. El paisaje agreste y arido de esta region, con un clima continental de temperaturas muy bajas en invierno y muy altas en verano, es donde la Garnacha da lo mejor de si. Pero por distintos motivos, durante decadas se han arrancado una gran cantidad de vinas de Garnacha, pasando de las 50.000 hectareas en los anos 50, a las apenas 4.000 que hay en la actualidad.
 
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