SWL.

SWL.

Cantalapiedra Viticultores

Carretera VP-9901, km 4. 47491 La Seca (Valladolid)

cantalapiedraviticultores.com
Cantalapiedra Viticultores

Son varias generaciones de la familia Cantalapiedra las que han cultivado la vid en la zona de Rueda, pero los cimientos de este proyecto se asientan con Heliodoro, cuando con 15 años en 1949 plantó su propia viña. Su hijo Isaac continuó el trabajo del padre como viticultor hasta que en 2014, junto a su hijo Manuel, crean su propia bodega para comercializar vinos de terruño elaborados principalmente con la variedad verdejo.

Isaac y Manuel empezaron elaborando siete de sus 20 hectáreas del municipio de La Seca (Valladolid) para finalmente destinar todas sus uvas al proyecto y adquirir otras viñas. Los suelos de la mayoría de parcelas, asentadas a unos 750 metros de altitud, varían de franco-arenosos a franco-arcillosos, con una capa inferior de calizas cubierta por los característicos cantos rodados de la región.

Trabajan en ecológico y también han incorporado prácticas biodinámicas en su trabajo en la viña y en bodega, donde utilizan plantas como ortigas y cola de caballo, levaduras autóctonas y sulfuroso solo en pequeñas cantidades. Estas prácticas, y su deseo de expresar los aromas y el sabor del viñedo, con poca intervención, les han llevado a etiquetar sus vinos como Vino de la Tierra de Castilla en lugar de estar bajo la denominación de origen Rueda.

Su vino principal y el primero que lanzaron en 2014 es Cantayano, que es la unión de los dos apellidos de Manuel (Cantalpiedra Moyano). Es un 100% verdejo de distintas parcelas de La Seca. El 90% de Cantayano (50.000 botellas, 12 €) fermenta en acero inoxidable pero un 10% lo hace en barricas usadas donde se mantiene con sus lías durante ocho meses antes de embotellarse sin filtrado.

Majuelo del Chiviritero (antes Chivitero, hasta que un gran grupo bodeguero les reclamó la marca, 16.000 botellas, 22 €) es un verdejo de la finca del mismo nombre, con dos hectáreas y plantada en 1981 en una pequeña meseta de suelos pedregosos y algo de arcilla. Se vendimia a mano —algo poco habitual en Rueda donde el uso de máquinas está muy extendido— y tras un macerado y prensado, fermenta durante 45 días con sus propias levaduras. Se cría con sus lías, sin bâtonnage, y permanece un año en barricas usadas de roble francés y otro año en depósito de acero inoxidable. Es un vino en el que se busca más profundidad y seriedad.

Majuelo El Espejo (6.700 botellas, 36 €) procede de un paraje contiguo pero de características muy diferentes, ya que es una ladera con menos piedra y suelos menos profundos que da un verdejo con más tensión y longitud.

La joya de la corona, La Otea (2.000 botellas, 54 €), viene de un viñedo prefiloxérico sobre suelos muy pobres de arena en Villanueva del Duero. Los bajos rendimientos dan uvas concentradas y de pHs muy bajos que se traducen en un blanco de gran intensidad y complejidad.

Manuel, a quien le gusta experimentar con los vinos naturales, también elabora Mondo y Lirondo, dos verdejos fuera de la marca oficial que comparte con su padre porque son un tanto radicales (no llevan sulfuroso y salen sin filtrar ni clarificar). Manuel describe Lirondo (70.000 botellas, 12 €) como un “verdejo en rama”. Utiliza uvas de un familiar cultivadas en ecológico y fermenta y cría el vino en acero inoxidable con sus lías durante ocho meses. Mondo (3.000 botellas, 22 €), que se cría 11 meses en barricas usadas, procede de una parcela que Isaac plantó con su padre Heliodoro.  Ambos llevan una etiqueta diseñada por el propio Manuel para ahorrar costes. 

La bodega también elabora un tinto llamado Arenisca (15.000 botellas, 15 €). Es 100% tinta de toro de Zamora, pero como lo hace en la bodega de La Seca, está fuera de DO.