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Nuestro anfitrión en Jerez hizo una mueca cuando le dijimos que íbamos a pasar el día a Sanlúcar de Barrameda, a orillas del río Guadalquivir: “Es pequeño y no hay mucho que hacer”, nos avisó. A pesar de todo nos fuimos hacia allí con unas recomendaciones para visitar un par de bodegas y un restaurante para comer. Si la excursión nos decepciona, pensamos, seguro que la manzanilla no.

Opciones de restaurantes y lugares para comer no faltan en esta ciudad. Unos están en la bulliciosa Plaza del Cabildo en el centro y otros en Bajo de Guía, a orillas del río. Muchos son lugares con solera (Balbino, Barbiana, Casa Bigote, La Taberna der Guerrita) y paredes decoradas con bellos azulejos con fotos enmarcadas de toreros, artistas, actores y cantantes famosos colgadas entre los jamones. Lo bueno es encontrar el sitio perfecto entre todas estas opciones. Nuestra recomendación, Joselito Huerta en Bajo de Guía, resultó todo un acierto. ¿Qué es lo que le hace especial? De todos los bares y restaurantes en Sanlúcar, éste nos pareció el más discreto y auténtico.

Los orígenes del restaurante se remontan a 1955, cuando Pepa Reguera y su marido José Gómez abrieron una pequeña tasca a la que acudían los pescadores del pueblo para tomar un par de manzanillas y unas tortillitas de camarones o lubinas recién pescadas. En la actualidad, el local es bastante más amplio y sofisticado y está regentado por las dos hijas de Pepa y su equipo.

A la orilla del río hay unas pocas mesas y sillas muy demandadas, además del restaurante del interior con mesas en la planta baja y una mesa amplia y alargada en la primera planta. Si no puedes conseguir espacio en la parte de delante (la reserva es necesaria, sobre todo en fines de semana y vacaciones) lo mejor es ir a la parte de arriba, donde la temperatura es más agradable y el ambiente menos bullicioso. Si puedes conseguir una mesa cerca de la ventana, disfrutarás de unas vistas increíbles del río y de las marismas del Coto de Doñana al otro lado del río.

Siguiendo el ejemplo de los pescadores, empezamos por las tortillitas de camarones. Ligeras y delicadas, las que preparan en Joselito son espectaculares. Se llevaron mi premio a la Mejor de Su Categoría tras una sesión intensiva de cata llevada a cabo en numerosos establecimientos de todo el Marco de Jerez. La decisión respecto a qué comer estaba hecha pero ¿cómo elegir entre la gran variedad de jereces disponibles? La carta del restaurante incluye una buena representación de las grandes bodegas de Sanlúcar, principalmente de manzanillas (aunque no de forma exclusiva): Barbadillo, La Gitana, Delgado Zuleta, José Estévez y M. Sanchez Ayala están todos presentes, así como Juan Piñero, Bodegas Elías González, Argüeso y La Cigarrera.

Nos decidimos por la sencilla pero excelente manzanilla en rama de la casa, San José de Bodegas Barón, que viene directamente de la bota y se sirve por copas o en botellas de medio litro. También se pueden tomar amontillados, olorosos, cream y PX de muchas de estas bodegas, e incluso un par de finos (La Ina, Tío Pepe), algo por habitual en los restaurantes de Sanlúcar, tremendamente leales a las bodegas de la ciudad, especialmente en la manzanilla.

Seguimos con suculentos platos de coquinas al ajillo y unos espectaculares langostinos cebra, pescados directamente de las aguas frente al restaurante. Los calamares, muy tiernos, llegaron en su punto y el arroz a la marinera (sólo domingos y festivos) llevaba caldo de pescado y tropiezos de marisco y pescado.

Regresamos a Jerez por la noche contentos y satisfechos de haber disfrutado de jerez y marisco junto al mar. ¿Quién necesita más? S.S.