Bodega Amatria Vinos y Viñedos | Spanish Wine Lover

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BODEGAS

Hijo de hosteleros afincados en Pamplona, Josu Amatria estudio agrónomos en la capital navarra. Como él mismo cuenta, no veía un vínculo claro entre sus asignaturas y algo que le apasionara hasta que descubrió el vino. De ahí que continuara estudiando enología en Logroño y se animara a hacer vendimias en Chile y California. Tras pasar por distintas bodegas navarras como Artazu, Monasterio de la Oliva, Aroa, y Quaderna Vía, donde tiene un pequeño espacio para sus vinos, inició en la cosecha 2021 un proyecto familiar con el apoyo de sus padres y su pareja Raquel Elizalde, que compatibiliza su trabajo de abogada con las tareas en la bodega.

Aunque se ha criado en Pamplona, el pueblo de Josu Amatria es Ayegui y su deseo es ponerlo en el mapa del vino. Desde este punto central de Tierra Estella con una larga tradición vitícola generada en torno al monasterio de Irache, quiere crear una ruta de vinos en el Camino de Santiago siguiendo por la Sonsierra navarra sin descartar la parte de la provincia que queda dentro de la DOCa Rioja.

Se ha centrado en la garnacha, la variedad más presente en las viñas viejas de la zona, hasta el punto de convertirse en un coleccionista de pequeñas parcelitas, tanto propias como arrendadas. Algunas de estas últimas están en manos de viticultores octogenarios que, a diferencia de sus vecinos, decidieron no arrancar y continuar con el cultivo, pero salvo excepciones es él quien gestiona todo el trabajo de viñedo.

En un espacio de tiempo relativamente corto, Amatria se he hecho con un mosaico de unas cuatro hectáreas repartidas entre los municipios de Lacar y Ayegui en Tierra Estella, además de Artazu, Cirauqui y Mañeru, algo más al oeste en la subzona de Valdizarbe, y una viñita en San Martín de Unx (Baja Montaña), que queda fuera de su ámbito de actuación pero a la que no pudieron decir que no cuando surgió la oportunidad. De éstas no todas están producción porque algunas de ellas necesitan aún un importante trabajo de recuperación. Además, están intentando crecer en superficie plantando en parcelas aledañas a través de selecciones masales de sus cepas viejas.

Decidido a crear un vínculo entre Rioja y Navarra, también tiene puestos los ojos en los municipios de la Sonsierra navarra como Viana, Bargota o Aras.

En su gama de vinos piensa seguir el patrón borgoñón de vino regional, municipio, paraje y parcela. De momento tiene tres referencias en el mercado. En Navarra elabora el entrada de gama Despistado (unos 10 €, 1.300 botellas), una garnacha joven fermentada en acero inoxidable; y Amatria Selección Garnacha (unos 22 €, 1.500 botellas), a la que destina sus viñas de más de 85 años y que cría 12 meses en barricas de 500 litros. Es un vino fragante y expresivo, con poca extracción, pero profundidad, textura refinada y final fresco y aromático.

En Rioja, y animado por el experto en garnachas Juan Carlos Sancha, que ha sido uno de sus padrinos enológicos, firma El Temblón (22 €), a partir de uvas de Valdeponzos, un viñedo centenario de garnacha del valle del Najerilla que elabora de forma similar al Selección Garnacha.

Utiliza de forma habitual porcentajes variables de raspón en la fermentación.

Lo que está por venir es aún más interesante, en especial un parcelario del paraje de la Cueva de Mona, que está literalmente al borde del pueblo de Ayegui y en el que tiene terreno suficiente ladera arriba para seguir plantando.

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