En un momento en el que la historia se ha convertido en un valor muy preciado en el mundo del vino, bodegas centenarias que habían perdido la conexión con parte de su pasado se reinventan a la luz de lo que fueron.
El caso de Montecillo es paradigmático. La gran bodega de Fuenmayor, fundada en 1870 por Celestino Navajas, fue adquirida en 1973 por el grupo jerezano Osborne. Sin descendientes directos ni familiares interesados en continuar con el negocio, José Luis Navajas (1901-1984), tercera generación y enólogo de renombre en Rioja, optó por vender a otra compañía familiar con una tradición más que centenaria.
Los cambios más significativos en la nueva etapa fueron la venta del viñedo, incluida la finca El Montecillo de la que salían los vinos más famosos de la bodega, y la edificación, en 1975, de una nueva bodega, moderna y espaciosa, fuera del casco urbano. Se conservaron, sin embargo, parte de las antiguas instalaciones con el botellero de añadas históricas de la familia Navajas. Osborne mantuvo la mayoría de las marcas, en especial Montecillo y Viña Cumbrero, el concepto relativamente clásico de la elaboración y la vocación de envejecer y guardar las añadas de mayor calidad.
Varias décadas después del cambio de propiedad, la búsqueda de singularidad ha llevado a Montecillo a bucear en su pasado y a acercarse a las tres generaciones de la familia Navajas que se sucedieron al frente del negocio. El trabajo de recopilación documental realizado por Fernando Umbría, jefe de administración y finanzas de la bodega, ha permitido reconstruir la historia y mostrar, por ejemplo, el inventario de los bienes de los fundadores tras su fallecimiento, la escritura de compraventa de la finca El Montecillo en 1919, o la intensa actividad empresarial que desarrolló Alejandro Navajas (1867-1956), el padre de José Luis, más allá del vino.

En 2020, y coincidiendo con el 150 aniversario de la bodega, se relanzó Viña Monty, la marca en botella borgoña que definió la etapa de José Luis Navajas. Posteriormente se ha iniciado la comercialización de un número importante de añadas históricas. La iniciativa arrancó en Estados Unidos para restaurantes con estrella Michelin y público especializado y desde el año pasado están disponibles en España. Algunas de estas botellas estuvieron presentes el año pasado en el Salón de Vinos del Tiempo, pero hace unas semanas pudimos probar la colección completa junto a la directora técnica Mercedes García Rupérez en la vieja bodega de Fuenmayor.
La mayoría son grandes reservas etiquetados como Selección Especial que salieron al mercado 15 años después de la fecha de cosecha, pero hay también un Viña Monty Gran Reserva de 1975. Fuera de mercado, probamos las añadas 1948 y 1964, sacadas directamente del botellero histórico de la familia Navajas.
Vinos de la etapa Osborne
Todos estos vinos se decantaron previamente. La información en cursiva que acompaña a cada uno es la facilitada por Mercedes García Rupérez de acuerdo con los registros de bodega. Salvo un vino que aún no se encuentra en mercado, el resto son añadas anteriores a su llegada en 2008.
Viña Monty Gran Reserva Selección Especial 1975. Un vino con un pie en el pasado. Las uvas proceden aún de la finca El Montecillo y se recogieron en comportas, los tradicionales conos de madera utilizados antiguamente para vendimiar en Rioja. Tras 40 días en depósito de hormigón envejeció durante 46 meses en barricas de roble americano. Notas sanguinolentas y algo metálicas al inicio dan paso a aromas de cuero y especias. Muy vivo en el paladar, delineado por la acidez y con firmeza en final de boca. Este vino fue el ganador de una cata a ciegas de 40 vinos de Rioja y Burdeos celebrada en Amsterdam en septiembre de 1983.
Calificación de cosecha: muy buena
80% tempranillo, 10% garnacha, 10% mazuelo
Se elaboraron 16.000 litros; quedan 653 mágnums en bodega.
12,5% vol.

Montecillo Gran Reserva Selección Especial 1981. Se elaboró con uvas de Cenicero y Fuenmayor. Con una maceración de 30 días, envejeció un 90% en roble americano y el 10% restante en roble francés -la madera francesa fue ganando protagonismo en añadas posteriores. Los mayores niveles de maduración de la uva (recuerdos de compota) encuentran un buen contrapunto en los toques mentolados. Más lleno y opulento que el 75, pero mantiene la firmeza del tanino.
Calificación de cosecha: muy buena
85% tempranillo, 15% garnacha, 5% mazuelo
Se elaboraron 30.000 litros
12,5% vol.
215 € en la web de la bodega

Montecillo Gran Reserva Selección Especial 1994. La procedencia de la uva es más variada. Se utilizaron tempranillos de Rioja Alta, graciano de Laguardia y maturana de Navarrete (la variedad ya se conocía en esta zona). Según García Rupérez, en esa época se trabajaba bastante uva de Sotés, municipio de Rioja Alta situado a los pies de la Sierra de Moncalvillo. La maturana marca levemente el perfil de vino (recuerdos de hojarasca que llevan a Burdeos), aunque también hay notas achocolatadas en nariz y la madera es algo más evidente. El paladar es jugoso, envolvente y con los taninos bien envueltos. Es importante señalar que la gama Selección Especial no busca una continuidad de estilo, sino realzar matices específicos de cosechas excelentes. De ahí que se encuentren perfiles bastante diferentes.
Calificación de cosecha: excelente
85% tempranillo, 10% maturana, 5% graciano
30.000 litros
13% vol.
175 € en la web de la bodega

Montecillo Gran Reserva Selección Especial 2001. Este vino, que salió por primera vez a la venta en 2016, vuelve a combinar tempranillo de Rioja Alta con graciano de Laguardia. Con 36 meses en barrica, en el envejecimiento manda ya el roble francés. Se aprecia la energía y la lenta evolución de la cosecha 2001, con recuerdos de fruta roja, especiados y notas herbales de la graciano en el fondo. En boca es nítido, amplio, con estructura, buena acidez y dimensión aromática. Entero y persistente, hace honor a la fama de la añada.
Calificación de cosecha: excelente
90% tempranillo, 10% graciano
30.000 litros
13,5% vol.
160 € en la web de la bodega

Montecillo Gran Reserva Selección Especial 2007. La añada, lluviosa y fresca, dio vinos menos estructurados y más cercanos al estilo de los riojas de antes. La tempranillo viene de los municipios de Fuenmayor y Sotés, la graciano de Laguardia y la garnacha de Rioja Alta. En nariz se siente algo oscuro y contenido, con notas de cuero y tabaco, pero el paladar es jugoso, fresco, con taninos maduros pero aún firmes, equilibrado y persistente, con la finura y la estructura más moderada de los rioja de antes.
Calificación de cosecha: muy buena
80% tempranillo, 10% graciano, 10% garnacha
23.000 botellas; 130 € en la web de la bodega

Probamos también un Viña Monty Gran Reserva Selección Especial 2010 que aún no está en el mercado y que podría ser una de las próximas cosechas en incorporarse a la colección de añadas históricas. Con un 15% de graciano acompañado la tempranillo se encontraba aún muy firme y casi tánico. El objetivo de estos nuevos Viña Monty Selección Especial es que sean los vinos con mayor potencial de guarda de la bodega y que se elaboren solo en añadas calificadas como excelentes. Serán también vinos de producción más limitada que los Montecillo Selección Especial. Así, en 2010 y 2011, habrá Selecciones Especiales tanto de Montecillo como de Viña Monty. Pero no se han hecho añadas históricas de ninguna de las marcas en 2009, 2012, 2013, 2014, 2016 y 2018.
Vinos de la familia Navajas
Fue un lujo redondear la cata con dos vinos del botellero histórico de la familia Navajas. Probamos dos Viña Monty, la marca creada por Jose Luis Navajas que se presentaba en botella borgoña (él se formó primero en Penedès y luego en Borgoña) y con etiquetas de color verde claro. Es precisamente la marca que ha inspirado la nueva gama premium de reservas monovarietales de Montecillo (Viña Monty Viura, Garnacha y Graciano) y la nueva identidad corporativa de la bodega apoyada en el verde.
Partiendo de botellas con buen nivel de vino, la gran sorpresa la dio la cosecha 1948 porque en lugar de expresarse con notas terciarias, mostraba una mineralidad muy marcada en nariz que recordaba a la piedra seca y daba una sensación de austeridad y firmeza. Con recorrido y persistencia en boca, alcohol, acidez y taninos seguían perfectamente engarzados, mantenidos en una magnífica meseta de plenitud.
1948 fue un año marcado por la sequía en el norte de España, pero la concentración que se obtuvo en el viñedo llevó a calificar, por segunda vez desde que se tienen registros en Rioja, la cosecha como excelente (la primera fue 1934). En la década de los 50, hubo tres añadas excelentes, 1952, 1955 y 1958, y en la de los 60 solo la 64, que está considerada como la “cosecha del siglo” porque reunió cantidad y calidad.

El Viña Monty 1964 se mostró un poco más austero en nariz y con claras notas terciarias (cuero, especias), pero la boca revelaba un año de plenitud y madurez, con recuerdos de fruta escarchada y textura sedosa y pulida. Aunque con diferentes expresiones, ambos comparten el perfil de vinos frescos y equilibrados y su capacidad de trascender en el tiempo. Ambos también, fueron elaborados con uva de la finca El Montecillo.
Amaya Cervera
Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023
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