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Estas fueron algunas de las joyas que pudimos probar en la cata del 125 aniversario de La Rioja Alta. Fotos: Amaya Cervera.

Catas

Los grandes reservas de La Rioja Alta, desde los años 60 a nuestros días

Amaya Cervera | Martes 15 de Septiembre del 2015

Además de comprobar la longevidad del Viña Ardanza y de los legendarios grandes reservas 904 y 890, pudimos experimentar los cambios que se han producido en la elaboración de estos vinos en las últimas décadas. Hay dos factores decisivos en este sentido: el rejuvenecimiento del parque de barricas (de 15 a 4,5 años de edad media) y la gran inversión en viñedo que ha permitido a la bodega abastecerse en su totalidad de sus propias uvas.

Antes de la cata también pudimos conocer el nuevo equipo de vendimia que ha preparado la bodega en sus modernas instalaciones de Labastida, situadas a escasos cinco minutos de su histórica sede de Haro. Se han adquirido dos equipos de selección de vendimia dotados de reconocimiento fotográfico tridimensional con los que se quiere procesar al menos dos millones de los aproximadamente 2,8 millones de kilos previstos en esta vendimia. La idea es que las máquinas trabajen con un alto número de parámetros de selección de calidad y que las uvas que esperen para pasar por la mesa de selección se almacenen en camiones frigoríficos para que se mantengan en óptimas condiciones. La última tecnología puesta al servicio de vinos clásicos

Para conocer en detalle más elementos sobre la historia y los vinos de La Rioja Alta, podéis consultar el artículo que publicamos a principios de año en nuestra sección de Bodega Destacada.

Viña Ardanza

Esta marca registrada en 1942 ha mantenido en los últimos tiempos una constancia clara en las zonas y municipios de origen de las uvas. La base del vino ha sido siempre la tempranillo junto a garnachas de Tudelilla (Rioja Baja), aunque en las añadas más antiguas se incluía algo de viura y pequeños porcentajes de otras variedades. Las graduaciones alcohólicas han pasado de los 12-12,5% vol. en los años 60 y 70 a los 13,5% vol. habituales en la actualidad. También se han reducido ligeramente los tiempos de crianza y desde hace ya unos años todas las fermentaciones se realizan en acero inoxidable. 

Viña Ardanza 1973. Aunque la añada se calificó como “buena” en Rioja, la bodega le concedió a la cosecha la categoría de “Reserva Especial” por segunda vez desde 1964. El vino lleva tempranillo (75%) de Haro, San Vicente, Laguardia y Labastida en Rioja Alta y Alavesa, garnacha (20%) de Tudelilla y El Redal en Rioja Baja y un 5% de graciano, mazuelo y viura. Fermentación en tina de roble, coupage posterior y crianza de 36 meses en roble americano. Color teja. Aromas a desván y mueble viejo, especiados, tabaco. Boca ligero y con acidez marcada (ligeramente descarnado), que hace que el tanino de la madera también se muestre más. Mejor en nariz sin duda.

Viña Ardanza 1985. Una añada legendaria en la historia de la marca, muy abundante en cantidad y con excelentes uvas en las zonas altas y de maduración más tardía. Entran en acción ya viñedos propios en Tudelilla para la garnacha y de la finca Viña Ardanza plantada en el paraje de Montecillo en Fuenmayor para la tempranillo y algo de mazuelo, aunque todavía se compra a viticultores de Cenicero, Ollauri y otros municipios de Rioja Alta. La fermentación se hace ya en acero inoxidable. 42 meses de crianza en roble americano. Más cubierto de color que el anterior con borde teja. Nariz muy riojana con aromas a cuero, tinta y especias dulces. Mucho más armado en boca que el 73 de modo que todo está mucho más arropado y equilibrado, con esa tanicidad seca de la madera bien arropada y final persistente con recuerdos especiados y de cuero.

Viña Ardanza 2001. Otra gran añada en la historia de la casa; para el enólogo Julio Sáenz la mejor de este siglo y que fue declarada “Especial” en la bodega. Cereza rubí. Notas de frutos secos, chocolate blanco, cacao, con un punto exuberante de vainilla y especiados (canela, jengibre) y sin demasiado desarrollo de aromas terciarios. Buena estructura dentro de la tipología del vino, vibrante acidez, con las mismas vainillas y especias de nariz, la sequedad característica del tanino, pero muy bien arropado por esas notas golosas. Definitivamente jugoso en una gran añada para Viña Ardanza.

Gran Reserva 904 

La marca arranca como Reserva 1904 para conmemorar la fusión de La Rioja Alta con la bodega particular (Bodegas Ardanza) de uno de sus accionistas. El coupage inicial de vino incluía más mazuelo y viura, pero se ha ido sustituyendo con graciano, en la actualidad en porcentajes no muy superiores al 10% porque, según explica Sáenz, la uva marca mucho el coupage. 

Gran Reserva 904 1964. La que está considerada una de las mejores cosechas del siglo XX en Rioja fue especialmente abundante en cantidad y calidad, con poca lluvia que llegó, eso sí, en el momento oportuno y dio uvas bien maduras y graduaciones relativamente altas para la época. Combinación de tempranillo (70%), graciano (20%) y viura (10%) de pequeños viticultores de Haro, Briñas, Briones, Villalba y Labastida. Tras la fermentación el vino estuvo un año en tinas de roble de 18.000 litros antes de criarse durante seis años en barricas usadas de roble americano con nueve trasiegas durante ese periodo. Rubí teja no excesivamente abierto. Algo cerrado al inicio (metálico y notas pulverulentas). Se va abriendo a notas achocolatadas, especiados, desván, mueble viejo. Boca con vibrante acidez y agradable sedosidad (aquí hay un salto cualitativo en los taninos). Finura y longitud como elementos definitorios que ofrecen una gran experiencia de rioja viejo.

Gran Reserva 904 1982. Otra cosecha de gran fama en la denominación gracias a un año muy seco y de bajos rendimientos. En este caso el coupage fue de un 85% de tempranillo, siendo el resto mazuelo y graciano procedentes de viñedos viejos de Briñas, Ollauri y Rodezno con presencia de viñedos propios de la bodega. La fermentación se hace ya en acero inoxidable. Posteriormente, los vinos pasaron seis meses en tinas de roble y cinco años más en barricas de roble americano con 10 trasiegas. Rubí teja no mucho más cubierto que el 64. Aromas a cuero y tinta, con un destello de fruta desecada. Boca entero y bebible, con taninos algo más visibles que en el 64, alta acidez y tipicidad con buen desarrollo en boca

Gran Reserva 904 2001. Aumenta la presencia de tempranillo en esta cosecha excelente hasta un 90% procedente de viñedos de más de 40 años de Briñas, Labastida y Villalba. El 10% restante son gracianos que vienen ya de las fincas propias de La Rioja Alta en Briones y Rodezno. Cuatro años de crianza en roble americano con trasiegas cada seis meses. Nariz sutil y compleja con ligera nota balsámica, especiados, algo de fruta roja en confitura, mucha canela, especias dulces que le dan cierta golosidad. Boca con mucha enjundia y jugosidad como elemento destacado, vibrante acidez, tanino maduro pero aún firme. Un vino con mucha vida por delante.

Gran Reserva 890

Una de las principales preocupaciones actuales de La Rioja Alta es que la identidad de sus grandes reservas se aprecie no sólo cuando los vinos salen al mercado sino a medida que evolucionan en botella. El carácter distintivo de Ardanza está claro por la presencia de la garnacha y el uso de uvas de mayor madurez. Oficialmente se comercializa como reserva pero sus tiempos de envejecimiento superan lo exigido a un gran reserva. Frente al 904 que busca un estilo más etéreo y elegante, el 890 se surte de las uvas más tánicas y estructuradas, capaces de aguantar envejecimientos más largos y desarrollarse durante más tiempo en botella. Los tiempos de crianza se han mantenido en líneas generales, pero se están reduciendo el número de trasiegas para contener al máximo su evolución. 

Gran Reserva 890 1978. Cosecha de ciclo vegetativo muy largo que favorece las zonas altas y de lenta maduración que se suelen destinar a la elaboración de grandes reservas. Coupage de 85% de tempranillo con viura, mazuelo y graciano de Rioja Alta. Tras la fermentación, el vino estuvo seis meses en tina de roble antes de criarse durante siete años y medio (90 meses) en roble americano con un total de 15 trasiegas. Rubí teja. Compleja nariz con aromas a frutos secos (nueces, macadamia, castañas), especias (canela), cuero. Boca profundo y elegante, con acidez importante pero bien integrada. Destaca su amplitud aromática que le hace etéreo y cautivador.

Gran Reserva 890 1981. Menos valorada en líneas generales que la añada 1982, la evolución en botella de esta cosecha está siendo muy superior en mucha ocasiones para muchas bodegas de la denominación. La fermentación se realiza ya en acero inoxidable. Crianza de seis meses en tinas y siete años en barricas de roble americano con 12 trasiegas. Color rubí teja bastante más cubierto que el 78. Nariz terrosa y cerrada a copa parada, luego evoluciona a notas lácticas, especias, algas (umami). Sabroso en boca, con más  consistencia que el 78. Excelente textura sedosa que le convierte en uno de mis favoritos de la cata.

Gran Reserva 890 2001. Prueba del entusiasmo por la cosecha 2001 en La Rioja Alta, este vino fue declarado “Selección Especial” por primera vez en la historia de la marca. Aumenta el peso de la tempranillo (95%) con solo 3% de graciano y 2% de mazuelo. Todas las uvas proceden de viñedos propios de más de 40 años; la tempranillo de Briñas, Labastida y Villalba, el resto de Rodezno. El vino está sujeto a una continua selección que empieza tras la fermentación y prosigue durante los seis años de crianza   en roble americano con sus correspondientes 12 trasiegas. Cereza borde anaranjado. Nariz perfumada y un tanto exuberante con aromas de chimenea, frutos secos (almendra y flor de almendro). Boca con mucha consistencia, tanino firme y serio, con mucho potencial (se percibe alta acidez y buen grado alcohólico). Un tinto barroco que claramente necesita botella y es el menos bebible de la serie de 2001. 

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