Pasión por el vino español

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Quizás se da por hecho que en Logroño hay una buena y amplia oferta de vino, pero no es tarea fácil encontrar locales que ofrezcan vinos de pequeños productores o marcas alternativas a la media docena de habituales que se ofrecen en la mayoría de bares y restaurantes de la calle Laurel y alrededores.

Una de estas excepciones es El Lagar de Carlos y Elena, un restaurante que abrió sus puertas en el verano del 2014 ocupando el local donde había estado el antiguo Lagar, un clásico de Logroño que llevaba cerrado un tiempo.

Al frente del negocio está Carlos Martínez Bujanda, que trabajó durante 20 años en Valdemar, la bodega de Oion propiedad de su familia. En 2014 Carlos y su mujer decidieron dar un rumbo diferente a sus vidas y se lanzaron a la aventura de abrir un restaurante donde se prestara atención al vino, uno como los que a Carlos le gustaba visitar cuando viajaba por el mundo con los vinos de la bodega familiar. A pesar no tener experiencia en hostelería, tenían claro qué querían ofrecer. “Nos propusimos ser un referente del vino en Logroño con precios razonables y ofrecer comida tradicional pero desenfadada y con buena materia prima,” explica Carlos.

La parte del vino la tenía controlada, pero para la cocina llamó a José Manuel, un amigo suyo desde hace muchos años. “Mantenemos una buena sintonía y nos entendemos perfectamente”, asegura Carlos, que es quien se encarga de la sala. Su mujer Elena trabaja con él los fines de semana y hasta su hija mayor, de 16 años, también echa una mano cuando es necesario.

La carta de El Lagar cuenta con una docena de entrantes para compartir con varios platos de casquería como callos y morros a la riojana (10 €) o las patitas “al estilo de su madre” (10 €) y otras opciones carnívoras pero en las sugerencias del día y en los segundos también hay cabida para las verduras, los platos de temporada como los boletus (16 €) o el pescado salvaje como la dorada o el rodaballo (25 €). Por encargo también preparan marisco.

En la entrada del restaurante tienen una barra en la que sirven pinchos y raciones a diario, pero llama la atención la enorme cava de cristal en la que Carlos guarda parte de las 260 referencias que ofrece a los comensales, incluidos algunos bodegueros de la zona. “Dentro del sector, hay gente con inquietud que quiere probar cosas de fuera y por eso tenemos vinos de muchas denominaciones de origen de España y de otras regiones extranjeras, incluidos unos 20 champagnes”.

La mayoría de los clientes de fuera prefieren beber Rioja y por eso tiene una buena representación de vinos con diferentes estilos y precios que rota tres veces al año. “Suelo quitar unos 40 y pongo otros 40 nuevos para que haya variedad”, comenta Carlos, que tiene la carta de vinos ordenada por precio. En línea con su filosofía inicial, los precios están muy contenidos, especialmente en la gama alta (Artadi Valdeginés (40 €), Barón de Chirel (56 €) o Castillo de Ygay Gran Reserva (73 €) a precios más bajos que en muchas tiendas).

Es difícil resistirse a pedir una botella a esos precios, pero El Lagar, decorado con fotografías de Rioja en sus paredes blancas, también ofrece una veintena de vinos por copas que va cambiando con regularidad y que no suelen subir de los 2 €. Y.O.A.