Pasión por el vino español

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Las llamas que asolaron el centro de Santander en 1941 se detuvieron muy cerca de la entrada de la calle Arrabal. Fueron tres días de fuego que cambiaron la fisionomía de la zona, desde entonces más urbanita y burguesa. Sesenta años después de esa metamorfosis, el importador francés de champagne Philippe Cesco decidió trasladar su tienda de vinos —abierta en 1991— a un lugar céntrico y con tránsito de público y se decantó por este local con un altillo y amplia fachada a la calle Arrabal.

En aquellos tiempos, Rioja era la zona más demandada por el público pero Cesco y su empleado Jean Marcos —pareja habitual en los concursos de cata a ciegas de Vila Viniteca y campeones en 2015— contaban con una oferta mucho más amplia en La Ruta del Vino, que mostraban a sus clientes a través de catas en el altillo de la tienda en torno a la que se desarrolló un notable grupo de aficionados.

Cuando Cesco dejó el negocio en 2013, fueron Jean Marcos y su hermano Juan José los que cogieron el testigo del negocio, a los que se les ha unido recientemente otro hermano, Atilano. Una parte importante del negocio es la distribución de vino a muchos restaurantes de la zona, pero La Ruta del Vino continúa ofreciendo catas en el altillo en las que participan amigos y clientes de estos hermanos venezolanos de padres santanderinos.

De entre sus 700-800 referencias, Rioja sigue ocupando un lugar importante pero en las estanterías de La Ruta del Vino también hay cabida para blancos y tintos de otros lugares de España —hay bastante Jerez— y del extranjero, principalmente Francia. Champagne también tiene su espacio, con marcas tradicionales y pequeños productores. “Es una cuestión de tradición, herencia y gusto personal,” explica Juan José, quien poco a poco va encargándose del negocio ahora que Jean busca nuevos retos profesionales dentro del mundo del vino. Y.O.A.