Bodega Canopy | Spanish Wine Lover

Pasión por el vino español

BODEGAS

La familia de Belarmino Fernández es propietaria de Asturianos, uno de los restaurantes de referencia para los wine lovers en Madrid, de modo que no es extraño que haya dado el salto a la elaboración. Con el enólogo Alfonso Chacón creó en 2003 Bodegas Canopy tras descubrir viejos viñedos de garnacha en El Real de San Vicente (Toledo), el municipio más septentrional de la DO Méntrida y el único que se adentra en la Sierra de Gredos.

Como no tenían bodega propia, pidieron permiso a la familia Landi para elaborar en sus instalaciones de Méntrida a la vez que les dieron a conocer la zona. De modo que si Telmo Rodríguez abrió las puertas de Gredos por su vertiente septentrional en torno al municipio de Cebreros (Ávila), Canopy fue el descubridor y divulgador de sus viñedos más meridionales situados en el valle del Tiétar.

Hoy cultivan un total 19 hectáreas, 12,5 de ellas en propiedad. Las viñas de garnacha, de entre 40 y 90 años, están situadas en El Real de San Vicente en característicos suelos de granito, mientras que la syrah, de entre 16 y 20 años, se cultiva en espaldera sobre suelos arenosos en el municipio de Camarena, donde está ubicada la bodega. Posteriormente empezaron a trabajar con un viñedo de más de 80 años y alta inclinación en Cebreros (Ávila), el único foco de Gredos junto a una parte del Tiemblo donde se encuentran suelos de pizarra.

Irreverentes y muy poco convencionales, les mueve más la pasión que el dinero y, de hecho, sus principales ingresos no proceden del vino. Belarmino tiene el restaurante familiar y su socio, que describe sus viñedos como la mejor “terapia ocupacional”, tiene un negocio de hostelería aunque asegura dedicar el 70% de su tiempo a la viña. De Gredos destaca “la gran facilidad para elaborar vinos honestos con lo que da la naturaleza”, sin necesidad de ser biodinámicos o de profesar otras prácticas específicas. “Lo más interesante —añade— es el suelo, el entorno y los clones de garnacha. Al final, los vinos huelen a tomillo, lavanda… lo que hay en el paisaje”.

Salvo el tinto de entrada de gama y su único blanco, el resto está elaborado con raspón y se pisa con los pies. Las elaboraciones se hacen de la forma más natural posible y se añaden pequeñas cantidades de sulfuroso en vendimia y antes del embotellado.


Se elaboran unas 45.000 botellas repartidas en media docena de etiquetas. Su vino de entrada de gama es Castillo de Belarfonso (9 €), que combina los nombres de sus propietarios y resulta inconfundible por el irreverente castillo hinchable que figura en la etiqueta. No hay muchos vinos en los que se pueda encontrar terruño a este precio. Por encima está Tres Patas (14 €, 12.000 botellas), otra garnacha de la zona de El Real elaborada con raspón. Malpaso (15 €, 15.000 botellas) es un syrah de viñas de Camarena, en la parte meridional de la DO Méntrida. El estilo se ha ido haciendo más fresco y jugoso y es su vino más para todos los públicos, con mucha fruta y fácil de beber.

El primero de sus tintos de viñedo es la elegante y evocadora garnacha de La Viña Escondida (26 €, poco más de 2.000 botellas) que se elaboró por primera vez en 2007. En palabras de Chacón es un viñedo “largo, estrecho y montaraz” y en el que algún año el 30% de la producción se la han llevado los jabalíes. Kaos (€32), en cambio, es mineralidad, calor y piedra, a tono con el suelo pizarroso de Cebreros. Y Congo, que procede de una muy pequeña viña de El Real, desaparecerá en breve para intentar reducir un poco el número de referencias. La que no desaparecerá porque tiene fieles seguidores es la garnacha blanca Loco (19 €, unas 1.500 botellas) que se elabora con viñedos muy viejos de uva blanca de Camarena, a menudo con pequeños porcentajes de otras variedades mezclados, o vendimiando por separado pequeñas partidas de garnacha blanca en viñedos tintos. El vino combina frescura frutal y untuosidad en boca y a menudo evoluciona hacia complejas notas de hidrocarburo. Lo más llamativo, sin embargo, es su muy peculiar packaging a tono con el nombre; ni más ni menos que una camisa de fuerza que hace que esta botella sea imposible de olvidar.

VINOS CATADOS DE ESTA BODEGA

Loco 2013 Blanco
Castillo de Belarfonso 2014 Tinto
Malpaso 2014 Tinto
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