Los primeros viñedos singulares de Rioja son seis tintos y dos blancos de las cosechas 2017 (la primera en la que se realiza la trazabilidad) y 2018 que han pasado ya la segunda cata de calificación exigida para esta categoría y tienen, por tanto, luz verde para salir al mercado. 

¿Qué es un viñedo singular y cómo se establece?

“Un viñedo singular debe ser un vino que te haga palpitar y lanzar un ¡olé!”, señaló en la presentación Pablo Franco, director de los Servicios Técnicos del Consejo Regulador.  Sobre el papel, el viñedo singular se describe como una “unidad geográfica menor que puede comprender una sola o varias parcelas catastrales”. 

Entre los requisitos que contempla figuran rendimientos en viña un 20% más bajos de lo habitual (máximo de 5.000 kg/ha. en tintos y 6.922 en blancos) y del 65% en transformación de uva frente al 70% estándar. La viña además debe tener una edad mínima de 35 años y 10 años de continuidad probada (alquiler a largo plazo, cesión…) en el caso de que no sea propia.

El primer paso para los productores es elaborar una memoria técnica que justifique el carácter diferencial del sitio. Deben registrar también el nombre del viñedo como marca y comprometerse a su uso exclusivo para la DOCa. Rioja. Si el informe es favorable, se reconocerá el estatus de viñedo singular mediante Orden Ministerial publicada en el BOE. La primera lista salió a la luz el 30 de julio pasado: incluía 84 viñedos de 50 bodegas. Abajo podéis ver la lista relacionando cada viñedo con su productor. Sorprende el gran número de viñedos obtenidos por algunos productores como Valdelana (10), Bodegas Sonsierra (9), Luis Cañas (8) o Ysios (4).

Como era de esperar, pocos riojas parcelarios con alto reconocimiento en el mercado han solicitado la categoría. En algunos casos porque no se ajustan a los requisitos (la edad de 35 años, por ejemplo, no permite utilizar cepas que se hayan plantado como parte de la renovación de una parcela), porque la burocracia y la reglamentación se consideran excesivas, o simplemente porque no se cree en la categoría o no se necesita para afianzar el prestigio de los vinos. 

También se corren riesgos. Los viñedos singulares deben superar dos catas: una tras la fermentación y otra antes de su salida al mercado. Esta última debe recibir la consideración de “excelente”, lo que equivale a un mínimo de 93 puntos en la ficha de cata de la OIV que utiliza el Consejo. La primera experiencia, que se realizó la semana inmediatamente anterior al evento de Madrid, dejó fuera a tres de los 11 candidatos; estos vinos ya no podrán ser viñedos singulares en la añada evaluada. Para Pablo Franco, “es importante elegir el momento en que se presenta el vino a esta segunda cata”.

El comité de cata encargado de esta especie de reválida está formado por seis técnicos que trabajan en Rioja y que, según Franco, “han sido entrenados y formados para realizar esta tarea”, aunque no se descarta que en el futuro el panel se pueda abrir a catadores externos.

Los primeros viñedos singulares que han pasado la criba ofrecen un curioso popurrí. Hay dos bodegas centenarias (Riscal y Palacios), dos proyectos prácticamente desconocidos y de producciones muy limitadas (Sínodo y Bodegas Larraz), un terruñista gran defensor de los nuevos indicativos geográficos (Juan Carlos Sancha), un joven productor (Javier San Pedro) y una bodega de Rioja Oriental (Viñedos de Alfaro). A continuación, detallamos las características de los vinos y sus viñedos de origen. 

Las Tapias 2017 Tinto, Herederos del Marqués de Riscal

La entrada de una firma legendaria cono Riscal en la categoría de viñedo singular es todo un aval para la nueva indicación. Sin embargo, los consumidores tendrán que esperar para probar este vino de parcela que aún no tiene fecha de salida al mercado. Lo que sí sabemos es que se comercializará como Reserva (en este sentido, tiene que cumplir los tiempos y requerimientos correspondientes), que se posicionará por encima de Barón de Chirel y que se han producido 4.934 botellas en su primera añada 2017. 

Las Tapias es una finca de 15 hectáreas que figura entre los mejores viñedos de Riscal. En el argot de la bodega se les denomina “pata negra” y se reservan para los mejores vinos de la casa. Las uvas de Las Tapias, que acaban con mucha frecuencia en el ensamblaje de Barón de Chirel, proceden de una de las zonas favoritas de Elciego para Francisco Hurtado de Amézaga, director técnico de la bodega. Es un paisaje de terrazas situadas por encima del río que se caracteriza por sus suelos ligeros, poco arcillosos y con un lecho calizo a partir de 70 centímetros de profundidad. Para el vino se selecciona solo una pequeña parte de la finca correspondiente a 2,85 hectáreas.

El perfil se corresponde con el de un tinto de guarda, con tensión y buena estructura, pero a la vez con elegancia y frescura. Hay notas bien definidas de grosella y cereza sobre un fondo levemente mentolado, ahumados finos y una seriedad acorde con lo que se espera de un top de esta legendaria firma histórica.

Cosme Palacio 1894 2017 Blanco, Bodegas Palacio

Otra bodega centenaria en la lista de viñedos singulares, en este caso con su top blanco que ya estaba presente en el mercado. El Cosme Palacio 1894 procede de una viña plantada en 1920 y ubicada a 600 metros de altitud en Laguardia, a tan solo cinco minutos de las instalaciones de la bodega. Las cepas de viura y malvasía están dispuestas en terrazas con una orientación este-sur de modo que se benefician del sol del amanecer y del medio día, pero aprovechan la sombra de un monte cercano para librarse de la alta insolación de la tarde. Para Roberto Rodríguez, enólogo de Bodegas Palacio, otra de las notas distintivas de la viña es que el suelo contiene tres veces más proporción de caliza de lo habitual.

El vino, que se fermenta y cría unos siete meses en barricas de 500 litros, se comercializa en el entorno de los 44 €. Será una de las etiquetas que más se harán esperar ya que no se prevé su lanzamiento hasta bien entrado el 2020 (ahora se está vendiendo la añada 2015). La cosecha 2017 que probamos en primicia lleva ya un año en botella y se han elaborado 1.800 botellas.

La mineralidad está muy presente en el final con abundantes notas sápidas. Destaca también la profundidad que aportan las viñas viejas y la sabrosidad y redondez en boca. La nariz se mostró fina, con abundantes notas anisadas y bastante menos desarrollo de botella de lo que estamos habituados en este vino. 

Sínodo Los Tollos 2017 Tinto, Sínodo Vitivinícola

Sínodo es el proyecto de tres amigos del vino, los enólogos Roberto Monforte (Bodega San Miguel de Ausejo) y Gorka Etxebarria (Burgo Viejo, en Alfaro), y el asesor de viticultura Juan Antonio Blanco, para trabajar con viñedos únicos en distintas zonas de la DO. Las dos referencias que comercializan actualmente son Los Tollos, de una parcela de Villamediana de Iregua, a apenas seis kilómetros al sur de Logroño, y Raposeras, de otra viña situada en Uruñuela, en el valle del Najerilla. Ambas han sido reconocidas como “viñedo singular” en el BOE, pero solo la primera, asentada en un terreno franco, rico en caliza y con buen drenaje, tiene luz verde para salir al mercado tras haber superado la segunda cata de calificación.  

Con tan solo 0,2433 hectáreas y 854 botellas de producción en la cosecha 2017 es de los viñedos más pequeños de la categoría. De hecho, Etxebarria considera que el viñedo singular “es un punto de partida para dar visibilidad a esa ‘otra Rioja’ diferente a la de las grandes producciones y competencia en precio”.

Plantada en 1982, la viña de Los Tollos estaba “semiabandonada y al borde del arranque” cuando la adquirieron en 2014. Situada sobre una colina muy ventilada y con exposición sur, la ubicación, según Etxebarria, “garantiza una excelente madurez y sanidad” y permite reducir los tratamientos al mínimo. En la cata, Los Tollos fue el tinto de perfil más carnoso, con abundante fruta madura, un centro de boca opulento con puntos sápidos y taninos maduros y firmes. 

El vino, que ya estaba en mercado en el entorno de los 25 €, no modificará su precio porque “desde el inicio lo posicionamos donde pensábamos que encajaría”, aunque Gorka sí señala que quizás lo podrían subir ligeramente en un año de rendimiento particularmente bajo. Algunos lugares de referencia para encontrarlo en España son Lavinia y Bodeboca. Se comercializa también en Países Bajos y Australia, y en breve estará en Canadá y Estados Unidos.

Caudum Bodegas Larraz 2017 Tinto

Larraz es el nombre de una finca de 70 hectáreas y 17 de viñedo situada en la margen derecha del Ebro, entre Cenicero y Huércanos, que fue adquirida en los años 40 por los abuelos de los actuales propietarios (Larraz era el apellido de la abuela). 

La familia Piserra siempre había vendido sus uvas a bodegas de renombre de Rioja hasta que en la cosecha 2007 decidió elaborar un vino propio a partir de la que consideraban su mejor parcela. Se trata de una viña en vaso de 1,5 hectáreas en una ladera con orientación norte y suelos arenoso-calcáreos que está en proceso de conversión a ecológico y que gracias a su equilibrio y rendimiento naturalmente bajos siempre daba las mejores uvas. Ahora, la concesión de la categoría de viñedo singular ha sido un regalo adelantado para Carlos Piserra, quien la plantó a principios de los 70 y que en diciembre cumplirá 91 años.

Carlos Piserra hijo, médico de profesión, cuenta que elaboran el vino en una bodega “de juguete” con apenas tres depósitos de inoxidable de 2.000 litros y las barricas Radoux de tostado medio donde lo crían durante un año antes de embotellarlo sin filtrar. De paladar sabroso y con notas especiadas, la madera estaba especialmente presente, aunque debajo se intuía la fruta y estructura suficientes para integrarla. 

Caudum 2017 (3.744 botellas) saldrá al mercado en cuanto se apruebe su etiquetado. Ahora mismo, el vino se distribuye únicamente en La Rioja a través de Exclusivas Valgañón y se mandan partidas muy pequeñas a Estados Unidos y Canadá.

Cerro La Isa 2018 Blanco y 2017 Tinto, Juan Carlos Sancha

Declarado terruñista que ha contribuido notablemente a poner en el mapa las garnachas del Najerilla, Juan Carlos Sancha está convencido de que la categoría de viñedo singular ayudará a preservar las viñas viejas en Rioja. Sancha no tiene reparos en afirmar que ninguno de los viñedos que ha plantado en su larga trayectoria se acerca remotamente a la calidad de los heredados por sus antepasados en su pueblo de Baños de Río Tobía.

Es es el único productor con dos vinos (un blanco y un tinto) en esta primera hornada de viñedos singulares. Ambos provienen del mismo viñedo de 1,35 hectáreas sobre suelos arcillo-calcáreos y con alto contenido en hierro. Situada a 750 metros en una ladera con el 35% de inclinación, Cerro La Isa es una viña centenaria que ha conocido ya cinco generaciones de viticultores. Domina la garnacha, la uva mayoritaria de esta zona, junto a un popurrí de variedades blancas que incluyen viura, malvasía, garnacha blanca, turruntés o calagraño.

De cada uno de los vinos apenas se produce una barrica que se traduce en 660 botellas en cada caso. El blanco, fascinante y profundo, combina peso y amplitud con una excelente acidez que prolonga el final de boca. La nariz es muy compleja, con aromas de cítricos maduros, ahumados, cera y flor blanca. El tinto es una versión extrema de garnacha de altura que juega en el límite de los herbales. Sancha ha querido poner su blanco al mismo nivel que el tinto, de modo que ambas etiquetas saldrán al mercado al mismo precio de 40 € en cuanto cuenten con las correspondientes precintas del Consejo. Los primeros blancos reconocidos como viñedos singulares han puesto el listón de calidad bien alto.

La Taconera 2017 Tinto, Javier San Pedro 

Miembro de una dinastía de productores de Laguardia (su padre está al frente de Vallobera y su tío de Pujanza), el joven Javier San Pedro ha sido capaz de poner en marcha en apenas ocho años un proyecto de 300.000 botellas que lleva a cabo ya en su propia bodega. “Para tener buena maquinaria, hacer los vinos que me gustan y tener gente buena trabajando conmigo, tengo que hacer muchas botellas”, explica.

Javier no ha tenido que alterar en nada el trabajo que ya venía haciendo con su viña más especial para obtener el reconocimiento de viñedo singular. La Taconera es una parcela de 0,4 hectáreas plantada en 1920 en Laguardia de la que apenas salen 1.000 botellas y en la que todo el trabajo se realiza a mano. De forma alargada y estrecha, las plantas están guiadas con postes y rodeadas de un murete. El suelo es arcillo-calcáreo, pero en la parte más alta las cepas nacen directamente de la piedra, lo que determina unos rendimientos particularmente bajos. Gracias a que mana agua en un punto cercano las plantas sufren menos, explica Javier.  

El vino se comercializa desde la cosecha 2012. Lo habitual es que se venda en primeur en septiembre y se sirva a los clientes el 1 de diciembre, así que la cosecha 2017 con el distintivo de viñedo singular llegará al mercado antes de final de año. El precio ronda los 36 € en España. Es un tinto que refleja el carácter de fruta roja vibrante de las zonas frescas de Laguardia y que lleva la marca caliza de sus taninos. Expresivo, largo y con muy buena tensión en el paladar, tiene gran potencial de futuro.

Canterabuey 2017 Tinto, Viñedos de Alfaro

El origen de esta bodega es una gran finca situada en Rioja Oriental a caballo entre Alfaro y Aldeanueva de Ebro. El proyecto nació en 1974 fruto de la colaboración entre Cvne, que procesaba sus uvas, y la familia Mora-Figueroa. Tras la venta de la parte de Cvne a Sidra El Gaitero en 2005, se da el salto a la elaboración y en 2018 el conglomerado asturiano se hace con la totalidad de la compañía. 

En la actualidad Viñedos de Alfaro vende el 50% de las uvas que cosecha en sus 100 hectáreas y con el resto elabora unas 400.000 botellas anuales. La concesión de la etiqueta de viñedo singular ha coincidido con la reestructuración del porfolio de vinos en dos gamas: la llamada clásica, que integra los vinos jóvenes, un crianza, un reserva y el tinto de corte moderno Va!; y un segundo grupo de vinos parcelarios con tres etiquetas que ya existían (el antiguo Rodiles Gran Reserva Blanco que pasa a llamarse Las Planas, el Rodiles Graciano que ya llevaba el nombre de su parcela de origen, y el blend de cuatro variedades La Lobera) además del nuevo Canterabuey Viñedo Singular que saldrá al mercado en el entorno de los 25 € en cuanto se apruebe su etiquetado.

Canterabuey procede de una parcela de 3,5 hectáreas plantada en 1975 en suelos de aluvión en la plana de Alfaro. Son garnachas en vaso que fermentan despalilladas en acero inoxidable y posteriormente se crían durante 15 meses en barricas de roble francés y americano de 225 litros. La madera, sin embargo, no pesa en el vino y gana la expresión de una garnacha madura (caramelos, mora) y fragante con aromas herbales que sirven de contrapunto al alcohol. El carácter aéreo y la textura golosa en el paladar refuerzan el perfil de la variedad. De esta primera añada 2017 se han elaborado 7.496 botellas. 

En 2020 saldrá al mercado otro viñedo singular que figura en la lista del BOE como Eralena y que procede de una zona totalmente diferente de Rioja Oriental. Según Antonio Salinas, director comercial, “Viñedos de Alfaro nació como un proyecto de viña, hemos apostado por el concepto de viñedo en propiedad y el viñedo singular nos iba como anillo al dedo para remarcar la importancia que damos al campo”.