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1 y 2. Interior y exterior de una tienda del monopolio LCBO en la provincia de Ontario. Foto: LCBO Mapa insertado en el texto de Ryan Hall

Canadá

El vino español en Canadá: retos y oportunidades

Tom Firth | Martes 19 de Abril del 2022

Canadá es un país enorme, pero poco poblado y sus aproximadamente 38 millones de habitantes (algo menos que el estado de California) gozan en general de un buen nivel de vida y de educación. La mayor parte de la población se concentra en una estrecha franja a lo largo de la frontera con Estados Unidos. En cuanto al vino, Canadá es un país un tanto singular ya que las provincias más importantes del país cuentan con los llamados liquor boards, consejos provinciales o monopolios que gestionan la importación, distribución y venta de bebidas alcohólicas.

Los monopolios de bebidas alcohólicas surgieron a raíz de la experiencia vivida en Canadá con la prohibición, que nunca llegó a promulgarse a escala federal. Los liquor boards se crearon para regular el acceso a las bebidas alcohólicas, pero también para recaudar fondos en las provincias y para garantizar la calidad de los productos que llegaban al gran público. En la actualidad, sus funciones consisten principalmente en recaudar impuestos y en seleccionar, por medio de sus compradores, los productos demandados por los consumidores al precio que éstos están dispuestos a pagar. 

A pesar de que durante mucho tiempo se consideró que Canadá era un lugar demasiado frío para la producción de vitis vinifera, la actividad vitivinícola se desarrolla con éxito en varias regiones, principalmente en el valle de Okanagan y en la península del Niágara. Con todo, la trayectoria de Canadá como elaborador de vino es corta y sus volúmenes son bastante modestos en comparación con otros países, de ahí la tendencia a consumir vino de otras zonas productoras del mundo en lugar de los vinos nacionales. En general, los canadienses son buenos conocedores de los vinos internacionales y aprecian mucho las regiones vitivinícolas tradicionales, pero también están abiertos a zonas productoras nuevas y a estilos de vino más modernos o comerciales. 

Países con una larga e histórica tradición vitivinícola como España gozan de prestigio por su buena relación calidad-precio, pero también por sus marcas más consolidadas, que impulsan nuevos estilos, vinos más accesibles y un etiquetado interesante y atractivo. En 2019, el valor total de las importaciones de vino en Canadá se situó en torno a los $2.600m de dólares canadienses (1 905m de euros). De esa cantidad, los vinos españoles representaron unos 163m de dólares (119m de euros).

El vino español, provincia por provincia

Con sus cinco millones de habitantes, Columbia Británica, la provincia más occidental de Canadá, cuenta con una pequeña pero importante región vinícola situada en el valle de Okanagan. Esta región tiene un vínculo profundo con sus vinos, que forman la base del consumo interno de sus habitantes. Durante la pandemia de COVID-19, se ha hecho más hincapié en fomentar los productos locales, incluido el vino. Columbia Británica representa apenas un 9% de las importaciones españolas de vino, una cifra que, según varios indicadores, está disminuyendo. En el conjunto del país, esta provincia supone aproximadamente el 14% de las importaciones de vino.

Al otro lado de las Montañas Rocosas, Alberta es una provincia de unos 4,3m de habitantes distribuidos en torno a las dos principales ciudades, Edmonton y Calgary. Alberta es un caso único en Canadá, ya que aunque cuenta con un monopolio provincial de bebidas alcohólicas que regula la importación y distribución de vino, ese organismo no controla lo que se vende en las tiendas de la provincia, que son independientes. De hecho, cada establecimiento minorista es libre de vender todos los productos autorizados que desee. Alberta importa alrededor del 6,7% del vino español que llega a Canadá, y cerca del 14% del total de vino importado.

Ontario es la provincia más poblada de Canadá, con unos 14,5m de habitantes. Junto con Quebec, concentra más del 60% de la población del país. En una provincia en la que los vinos no europeos tienen mayor presencia, el vino español representa el 25,8% de las importaciones de Ontario. Aquí se encuentra Toronto, la ciudad más grande y epicentro económico de Canadá, con casi 3m de habitantes. La península del Niágara, muy cercana, es también la mayor región productora de vino de Canadá. En Ontario, el vino español representa aproximadamente el 3,7% del total de las ventas del monopolio, conocido como LCBO, con un notable aumento del 12% frente al año anterior. Su surtido de vinos más selectos, conocidos como Vintages, ha crecido un 12,6%, lo que indica que el precio por botella de los vinos españoles en este monopolio también tiende al alza.

Con una población de 8,4m de habitantes, la SAQ de Quebec asegura que, por litros, España es el tercer país exportador por origen. En parte debido a la conexión entre esta provincia francófona y el país galo, Francia es quien domina este mercado, con más de un tercio de todo el vino importado, seguido de Italia con un 22,8% y luego España con un 9,6%. Esta cifra ha crecido ligeramente en los últimos años, desde el 8,8% en 2019, a expensas de los vinos italianos. Para entender el contexto, el vino canadiense representa sólo el 3,1% de las ventas en Quebec. Teniendo en cuenta su población y sus vínculos con Europa, esta provincia absorbe algo más de la mitad de las importaciones de vino español a Canadá. Respecto al total de las importaciones de vino a Canadá, la cuota de Quebec se sitúa en torno al 38%.

 

De oeste a este, los monopolios de vino en las provincias de Canadá. Aproximadamente el 60% de la población vive en Ontario y Quebec:
- Columbia Británica: British Columbia Liquor Distribution Branch (BCLDB)
- Alberta, en las Montañas Rocosas: Alberta Gaming, Liquor and Cannabis Commission (AGLCC)
- Saskatchewan (sin monopolio) 
- Manitoba (sin monopolio)
- Ontario: Liquor Control Board of Ontario (LCBO)
- Quebec: Société des Alcools du Québec (SAQ)

Desconocimiento más allá de Rioja y Cava

Algunas cifras de exportación/importación de Canadá deben tomarse con cautela, ya que se importa una cantidad significativa de vino a granel que a menudo se embotellaba bajo la etiqueta "Cellared in Canada", y que ahora han pasado a llamarse "International-Canadian Blends". Estos vinos contienen hasta un 75% de vino procedente de otros países, pero distorsionan considerablemente tanto el precio como el volumen de las importaciones de vino. 

La fama de buena relación calidad-precio es un arma de doble filo para la percepción e imagen de los vinos españoles. Muchos consumidores conocen etiquetas de Cataluña o de Castilla La Mancha, pero probablemente no saben identificar denominaciones de origen o variedades concretas. El vino de Rioja es muy conocido en el mercado canadiense, mientras que el cava comienza a hacerse un hueco entre los consumidores, aunque lleva años de retraso con respecto al Prosecco italiano, enormemente popular y apreciado entre los consumidores. Con una población hispanohablante bastante reducida, los canadienses desconocen por lo general las singularidades de las denominaciones de origen de los vinos españoles, las variedades de uva e incluso en ocasiones, la pronunciación de la terminología vinícola española.

Las grandes distancias entre los núcleos de población y las diferentes prioridades y nivel de conocimiento sobre el vino complican aún más las cosas para el vino español. La distribución y venta de alcohol en tres de las cuatro provincias más grandes está regulada por los liquor boards provinciales y cada uno tiene una perspectiva ligeramente distinta de cuáles son las prioridades de su población en lo que respecta al vino. En Columbia Británica se tiende a favorecer el vino canadiense, mientras que Quebec está más abierto a la oferta europea. Alberta sigue siendo un mercado competitivo, pero sin un organismo de control provincial que solicite licitaciones o tenders para la adquisición de vino.

A medida que la calidad del vino canadiense mejora, también cambia la forma de entender el vino internacional. El vino de Estados Unidos está disminuyendo su presencia en el mercado canadiense, al igual que el vino australiano, que también está atravesando un panorama cambiante en el mercado. Italia, Francia y también España siguen ganando cuota de mercado, pero todavía hay muchas oportunidades de promover la formación y el conocimiento de sus vinos, no sólo para retener a los aficionados, sino también para atraer a un perfil de consumidores nuevo y más joven.

Con la pandemia todavía presente y ante los problemas de suministro y la situación geopolítica actual, es bastante difícil determinar cuáles serán las próximas tendencias entre los canadienses en cuanto a la procedencia de los vinos que consumen. Los cierres de restaurantes y las restricciones en la hostelería también han alterado los hábitos de los consumidores, con más consumo de vino en los hogares en detrimento de bares y restaurantes. Buena parte de las ventas de vino se originan en las tiendas de bebidas alcohólicas (tanto de gestión pública como privada) y, en consecuencia, el precio por botella es diferente al de un restaurante. 

Mientras que algunos países reducen sus previsiones de exportación, otros ven oportunidades y ofertan etiquetas competitivas en precio, pero también vinos con autenticidad e historias detrás. En este sentido, los vinos de España están bien situados para mejorar su presencia entre los consumidores de vino canadienses.

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