Pasión por el vino español

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Sus clientes ya no son los trabajadores que se acercaban a tomar una copita de vino antes de ir a ganarse el jornal al campo, pero tanto El Guitarrón como el resto de tabancos de Jerez siguen conservando ese carácter popular que debieron de tener en sus orígenes, allá por el siglo XVII.

Por aquel entonces, el machismo imperaba y las mujeres tenían vetada la entrada. Por suerte, con el renacer de los tabancos en el siglo XXI, las mujeres no solo son bienvenidas sino que algunas hasta se han convertido en propietarias de estas tabernas jerezanas en las que el vino a granel, las tapas y el flamenco suelen ser los ingredientes principales.

Es el caso de Mireia, una catalana enamorada de los vinos de Jerez que regenta El Guitarrón desde 2012. Además de los vinos a granel típicos de todos los tabancos, Mireia cuenta en su carta con más de 60 referencias de la región que abarcan todos los estilos, desde finos y manzanillas hasta las versiones más dulces, incluidos Medium, Pedro Ximenez y Moscatel. Los precios, como en el resto de tabancos en general, son muy ajustados, con la mayoría de vinos a menos de dos euros la copa.

La oferta de vinos por copas también incluye vinos de soleras antiguas con vejeces prolongadas y VORS, algo poco habitual incluso en la comarca. Algunos ejemplos: Fino La Panesa (4 €), Palo Cortado Antique de Fernando de Castilla (7 €) o Apóstoles y Matusalem (7,50 €).

Además de la gran variedad de vinos, la cocina de El Guitarrón incluye tapas con sabor y producto local como la mojama, el queso payoyo o la carne mechada y especialidades de la Sierra de Cádiz y de Barbate. Es un buen lugar para iniciarse en el mundo de los vinos de jerez ya que cuenta con varios menús de tapas maridadas con vinos de la casa y un especial con seis vinos como el Fino Imperial VORS de Díez Mérito o Williams & Humbert Dos Cortados acompañados de tapas variadas por 27 €.

Junto a la sala principal, donde suele haber exposiciones temporales de artistas locales, hay un bonito patio trasero presidido por una enorme tinaja de barro encontrada bajo el suelo en las obras de ampliación. Allí hay mesas para que los clientes disfruten del tapeo, los vinos y el cante flamenco en directo un par de días por semana. Y.O.A.

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